Los mejores 5 hoteles con piscina de Sector Sur

Este hotel es una joya que no puedes dejar pasar. Sus amplias habitaciones, en impecable estado, te brindan el confort que mereces. Comienza tu día con un desayuno bufet que deleita todos los paladares, lleno de opciones variadas. La atención del personal es excepcional, siempre profesional y dispuesto a hacer de tu estancia una experiencia inolvidable. Además, el parking privado añade un toque de comodidad que hará que tu visita sea aún más placentera.



Su ubicación es inmejorable: a solo un corto paseo del emblemático puente romano, te encontrarás en la judería en menos de diez minutos. La terraza del hotel ofrece vistas espectaculares de la mezquita, tanto de día como de noche, convirtiendo cada sorbo en una experiencia mágica. Después de un día explorando Córdoba, disfrutar de un trago mientras contemplas la ciudad iluminada es el cierre perfecto. Sin duda, si regreso a Córdoba, este será mi refugio elegido.

Durante nuestra escapada familiar de dos noches, el hotel nos sorprendió con su encanto y cuidado en los detalles. La habitación triple era espaciosa y relucía de limpieza, aunque los muebles mostraban un toque vintage que le daba carácter. Al llegar, nos recibieron con agradables sorpresas de bienvenida que hicieron nuestra estancia aún más especial. Este no es nuestro primer encuentro con el hotel, y su ubicación tranquila, con fácil acceso a aparcamiento, lo convierte en un refugio ideal para quienes buscan desconectar del bullicio.



El desayuno, aunque algo caótico por la llegada de un gran grupo de carnaval, nos deleitó con panes frescos y sabrosos. La amabilidad y profesionalismo del personal hicieron que cada momento fuera placentero. Con jardines exuberantes, una refrescante piscina, terraza y pistas de tenis, el hotel se transforma en un oasis de relax. Aunque no está en el corazón de la ciudad, su entorno sereno y el transporte accesible lo compensan con creces. Nuestra experiencia con un grupo de 19 personas fue impecable, desde el primer saludo hasta el último adiós.

El Parador se erige como un auténtico oasis en Córdoba, donde la belleza del entorno se complementa con una experiencia gastronómica inolvidable. Desde el primer bocado, te sumergirás en un festín de entradas y tapas que deleitan el paladar, destacando los irresistibles cucuruchos de pescado y un salmorejo que te hará desear más. Las cervezas, perfectamente tiradas, y el Montilla servido a la temperatura ideal, añaden un toque especial a cada comida. El servicio, profesional y siempre sonriente, se convierte en un abrazo cálido que te hace sentir como en casa.



Ubicado estratégicamente para ofrecer las mejores vistas de la ciudad, este Parador no solo cumple, sino que supera todas las expectativas. La limpieza y la atención al detalle son evidentes, con un personal que no solo realiza su trabajo, sino que lo hace con pasión. Imagina disfrutar de una cerveza refrescante junto a la piscina, acompañada de berenjenas fritas, mientras el personal se asegura de que cada momento sea perfecto. En un mar de opciones de alojamiento, el Parador brilla con luz propia, convirtiéndose en una experiencia que vale la pena vivir.

Una noche de abril, nos encontramos en un oasis de tranquilidad que superó todas nuestras expectativas. El hotel, ubicado en una zona residencial alejada del bullicio del centro, nos brindó una estancia maravillosa. Las habitaciones, amplias y relucientes, contaban con un balcón perfecto para disfrutar de la brisa suave. El personal, siempre atento y amable, hizo que nos sintiéramos como en casa, con un servicio que merece un aplauso especial.



Aunque un poco distante del centro, la conexión de autobuses cada media hora facilita la exploración de la ciudad. El comedor fue un deleite, gracias a la dedicación de Antonio, Rocío y Sonia, quienes nos brindaron una atención excepcional. Con un amplio aparcamiento y un delicioso buffet de desayuno que nunca se quedaba corto, nuestra corta estancia fue tan placentera que ya estamos planeando regresar. ¡Una experiencia 100% recomendable!

Desde el momento en que cruzamos la puerta, la experiencia en este hotel en Córdoba fue simplemente excepcional. El personal de recepción nos recibió con una calidez que nos hizo sentir como en casa. La atención fue impecable, tanto del señor que nos dio la bienvenida como de la amable señora que nos asistió al momento de dejar el hotel. La habitación, espaciosa y luminosa, nos ofreció un refugio perfecto tras un día explorando la ciudad. Además, la posibilidad de alojar a nuestro pequeño carlino fue un lujo que pocos lugares ofrecen, permitiéndonos disfrutar de nuestra estancia al máximo.



El desayuno fue otro de los grandes placeres de nuestra visita, con una variedad de productos locales que deleitaron nuestro paladar. Cada mañana, el camarero nos atendió con una sonrisa, haciendo que cada bocado fuera aún más especial. La limpieza y el ambiente acogedor del hotel, junto con la amabilidad del personal, hicieron de nuestra estancia una experiencia inolvidable. Sin duda, volveremos a este rincón encantador de Córdoba, donde cada detalle está pensado para que los huéspedes se sientan verdaderamente bienvenidos.