Los 17 churros de Cartagena

Sumérgete en un rincón encantador donde la estética se encuentra con la gastronomía. Este lugar, un verdadero festín para los sentidos, ofrece una variedad de postres que, aunque deliciosos, tienden a ser excesivamente dulces, lo que puede no ser del agrado de todos. A pesar de un pequeño inconveniente en el proceso de facturación electrónica, la calidez de su gente y la calidad de la comida compensan con creces cualquier tropiezo. Disfrutamos de una arepa de huevo exquisita, un capuchino de la casa que deleita y un sándwich que es pura maravilla. Ideal para un desayuno inolvidable, sin duda, también es perfecto para otras comidas.



El ambiente es un abrazo cálido y familiar que invita a quedarse, y su versatilidad lo convierte en un espacio ideal para cualquier ocasión. En este pequeño local lleno de encanto, los sabores se combinan a la perfección. Probamos una costeña y tostadas con aguacate y tomate que nos dejaron con ganas de más. Aquí, cada plato es una obra de arte, no solo en presentación, sino en el equilibrio de sabores y texturas. Ven y descubre un lugar donde cada bocado es una celebración.

Los sándwiches son un deleite, pero la comida árabe carece de ese toque especial que la haría brillar. El ambiente, adornado con flores sintéticas que parecen sacadas de los 90, no logra compensar un servicio que se siente interminable. Aunque los shawarmas son la opción clásica, la experiencia se ve empañada por un costo que no justifica la calidad. En Cartagena, la gastronomía internacional suele ofrecer un plus que aquí falta, dejando a muchos comensales con ganas de más.



El lugar, a pesar de su tamaño reducido y subdivisiones, tiene un encanto particular, pero la satisfacción no fue uniforme entre nuestro grupo de seis. El sándwich de roast beef, más parecido a un crêpes, sorprende por su falta de pan, mientras que las pizzas, aunque aceptables, no destacan. El servicio, desganado y lento, y la limpieza de los baños, reminiscentes de una terminal de buses, suman a una experiencia que, a pesar de algunos aciertos, se siente demasiado cara para lo que realmente ofrece.

Este encantador rincón es el lugar ideal para disfrutar de un delicioso chocolate caliente o un café que despierta los sentidos. Con un ambiente acogedor, puedes deleitarte con crepes tanto dulces como salados, así como con gofres irresistibles. La presencia del loro Paco añade un toque especial a la experiencia, mientras que la terraza invita a relajarse con un buen café por solo 1,30€ o una cerveza a un precio accesible. Las tapas y aperitivos son una delicia que complementan perfectamente la oferta.



Sin embargo, la experiencia puede tener altibajos. Aunque la espera por unos churros puede ser larga y el resultado no siempre sea el esperado, el precio de 2€ por el chocolate invita a disfrutar sin muchas exigencias. Si anhelas un auténtico chocolate asiático, quizás debas buscar en otro lugar, pero aquí encontrarás un espacio donde la calidez y la buena compañía son siempre bienvenidas.

Este encantador rincón es el destino ideal para disfrutar en familia, donde incluso tu fiel compañero de cuatro patas será bienvenido. La atmósfera acogedora y de barrio te hará sentir como en casa, mientras los camareros, siempre diligentes y atentos, te brindan un servicio excepcional. La carta, rica en variedad, ofrece delicias que no querrás perderte. Desde el jugoso codillo hasta el cordero al horno, cada bocado es una explosión de sabor, y las croquetas de rabo de toro son simplemente irresistibles.



Descubrimos este lugar recientemente y quedamos maravillados por la calidad de sus platos a precios muy asequibles. Cada visita es una experiencia culinaria que deleita, con un ambiente cálido y un personal que se preocupa por cada detalle. Ven y déjate seducir por la magia de este local, donde cada comida se convierte en un momento memorable. ¡No te arrepentirás!

Descubre la deliciosa sorpresa que ofrecen las ruedas de churros, una experiencia única que desafía las expectativas. A diferencia de las típicas versiones aceitosas y vacías, estas ruedas son jugosas y ligeras, con un toque sutil de azúcar que realza su sabor. El maridaje con un espeso chocolate o un aromático café es un clásico que no puedes dejar pasar en Cartagena. Aunque los churros son irresistibles, la rueda se lleva la palma con su textura que recuerda a un donut, haciendo de cada bocado un auténtico deleite.



Este rincón encantador no solo ofrece churros y porras recién hechas, sino también tostadas de tomate o mantequilla con mermelada, perfectas para un desayuno reconfortante. El ambiente es acogedor, y el personal, amable y atento, hace que cada visita sea especial, especialmente para los más pequeños. A pesar de la multitud que atrae, su fama es bien merecida. ¡No te pierdas la oportunidad de disfrutar de estas delicias en un lugar que se siente como un hogar!

Descubre los irresistibles churros y porras de Cartagena, donde la tradición se encuentra con un servicio excepcional. Imagina disfrutar de estas delicias recién hechas, llevadas directamente a la puerta de tu hogar. ¡Es la forma más fácil y deliciosa de empezar el día! Esta mañana, tuve la oportunidad de probar las porras y puedo afirmar sin dudar que son las mejores que he degustado. El ambiente es acogedor y el personal, sumamente amable, lo convierte en un lugar 100% recomendable.



La calidad es insuperable, con un chocolate caliente que complementa a la perfección cada bocado. Aunque hemos sido fieles a este lugar por sus exquisitas porras, hemos notado una ligera variación en la textura últimamente. Aun así, la experiencia sigue siendo maravillosa, y cada visita es una oportunidad para disfrutar de un desayuno delicioso o un antojo para llevar. ¡No te lo pierdas!

Déjate seducir por la irresistible combinación de churros y porras recién hechos, acompañados de un café que, aunque simple, te sorprenderá con su sabor equilibrado. Los viernes, cuando el mercado cobra vida, encontrar una mesa puede ser un verdadero desafío, pero la experiencia lo vale. Las porras, delicadas y de apenas 20 cm, se sumergen en un chocolate tan líquido que invita a disfrutar cada bocado. La próxima vez, asegúrate de llegar bien surtido para saborear la dulzura sin la necesidad de pedir más chocolate.



En pleno paseo marítimo de Islas Menores, este rincón se convierte en un paraíso para los amantes de los gofres, que son simplemente exquisitos. Imagina saborear un delicioso gofre mientras disfrutas de una bebida refrescante y contemplas la belleza del mar. Es el lugar perfecto para relajarte y dejarte llevar por la magia del momento, donde cada bocado y cada sorbo son una celebración de los placeres simples de la vida.

Descubre un paraíso gastronómico donde la calidad se encuentra con la calidez del servicio. Esta carnicería no solo ofrece cortes de carne excepcionales, sino que también deslumbra con una variedad de productos alimenticios que incluyen un encantador rincón gourmet y zonas dedicadas a comidas preparadas que harán las delicias de tu paladar. Cada visita es una experiencia que combina frescura y atención personalizada, garantizando que cada cliente se sienta como en casa.



Lo que realmente distingue a este lugar es su equipo, compuesto por profesionales que han hecho de esta carnicería su hogar durante años. Su amabilidad y dedicación son inigualables, creando un ambiente donde cada compra se transforma en un placer. No es de extrañar que tantos clientes fieles, como tú, recomienden este rincón especial. Ven y déjate seducir por la excelencia en cada bocado; ¡no te arrepentirás!

Descubre el paraíso de los sabores en este rincón donde las porras, churros y chocolate se unen para deleitar tus sentidos. Cada bocado es una explosión de crujiente frescura y dulzura irresistible, todo a un precio que te hará sonreír. Si el antojo de churros llama a tu puerta, aquí encontrarás la respuesta perfecta, con un servicio rápido que asegura que tu experiencia sea tan placentera como deliciosa.



Disfrutamos de unas porras acompañadas de chocolate que superaron nuestras expectativas, cada mordisco era pura felicidad. A pesar de la multitud, el sistema de números garantiza que no tendrás que esperar mucho. Aunque hubo un pequeño contratiempo con un pendiente perdido, la satisfacción de los sabores nos hará regresar sin dudarlo. ¡Y no olvides probar el gofre, una delicia que te dejará con ganas de más!

En el corazón del barrio, esta churrería ha sido un refugio de sabores tradicionales, donde los churros y porras se han ganado el paladar de generaciones. La atención es un verdadero lujo, con un personal amable que te hace sentir como en casa. Sin embargo, en esta ocasión, la experiencia se vio empañada por churros fríos y aceitosos, que dejaron un sabor agridulce. A pesar de la decepción, el cariño por este lugar perdura, recordando las deliciosas comidas de pollo a l'ast, croquetas y patatas fritas que siempre han brillado en su menú.



Aunque la calidad de los churros no estuvo a la altura, la esencia de la churrería sigue viva. La nostalgia de esos domingos compartidos, donde cada bocado era una celebración, es difícil de olvidar. La promesa de regresar, aunque el camino sea más largo, resuena en cada visitante que ha hecho de este lugar un hito en su vida. La pasión por la buena comida y la calidez del servicio son razones suficientes para mantener viva la esperanza de una nueva y mejor experiencia.

La experiencia de disfrutar unos deliciosos churros puede verse empañada por un servicio deficiente. En nuestra visita, la espera fue larga y la atención, decepcionante. Un chico con barba preparaba los churros mientras una chica, con una actitud poco amable, se encargaba de atender a un cliente. Al preguntar sobre su labor, su respuesta fue cortante y despectiva, dejando una sensación de desprecio que arruinó el momento. A pesar de haber visitado este lugar en varias ocasiones con mi familia, hoy la atención fue insatisfactoria, especialmente por parte de una chica de pelo corto que tardó demasiado en atendernos y cometió un error en nuestro pedido.



Con la esperanza de disfrutar de un chocolate caliente con churros, llegamos con entusiasmo, solo para descubrir que la máquina estaba fuera de servicio. Acepté un vaso de chocolate, que lamentablemente llegó casi frío. La decepción aumentó cuando vi llegar a otros clientes que recibían un mejor trato. A pesar de las buenas reseñas que había leído, esta experiencia nos dejó un sabor amargo. Esperamos que en futuras visitas, el servicio mejore y podamos disfrutar de la deliciosa combinación de churros y chocolate como se merece.